Les propuse a los tajines hacer una excursión al Acueducto de Lanzarote. Nadie sabía de este lugar tan poco conocido. Yo me enteré hace apenas unos días y me llamó la atención. Desde entonces, estaba en mis planes visitarlo y conocer su historia.
Leí que estaba en Nazaret, en la llamada Vega de Tahiche, justo detrás de la Montaña Ubigue. A través de Google Maps me hice la idea de dónde encontrarlo y quedamos en el Teleclub de Nazaret para el comienzo de nuestra excursión. Desde allí salimos caminando hacia la Montaña Ubigue. Pero, heme aquí que como guía soy malísimo porque me suelo desorientar enseguida, que en una bifurcación de caminos, elegí el que no era. Encontrar lo encontraríamos, pues sabía que estaba a los pies de la montaña, pero anduvimos por el camino equivocado y el rodeo fue mucho mayor. Es verdad que todo lo que veíamos merecía la pena pues el paseo es precioso.
Cuando nos dimos cuenta que por ese camino no llegaríamos a destino, pues el acueducto no se divisaba a lo lejos, preguntamos a un lugareño que nos indicó como llegar. Desgraciadamente el camino que nos hizo seguir estaba vigilado por unos perros que nos intimidaron según nos acercábamos. Para no tentar a la suerte, decidimos atravesar una finca, la cual lindaba por un precioso malpaís de lava. Con cuidado de no caernos por ninguna de esas grietas ni torcernos ningún pie entre la lava, salimos al pie de la montaña. No había más opción que regresar hacia el punto de origen, pues si ese acueducto existía, tendríamos que encontrárnoslo de frente.
Sin esperanza, y después de las continuas burlas de mis amigos, vi a lo lejos lo que podría ser mi descubrimiento. Empecé a correr y allí lo encontré, el precioso acueducto de Nazaret.
El acueducto comenzó terminó de construirse en el año 1957.
Lanzarote es isla de escasas lluvias y los conejeros han tenido que idear multitud de maneras de conseguir el agua a lo largo de su historia.
En este caso, se aprobó la perforación de galerías de aguas situadas en Famara y canalizarla hasta la capital, Arrecife, con el fin de repartirla a diferentes puntos de la ciudad. El acueducto se construyó para poder seguir el paso de la tubería con un desnivel mínimo. Era la primera vez que la isla contaba con una canalización.
Ciertamente, merece la pena conocer esta parte de la historia de la isla en lo que se refiere al agua. Ya me sorprendió hace muchos años Rafael Arozarena en su libro “Mararía” cuando contaba como el agua se transportaba en camellos hacia el sur de la isla.
Después de las pertinentes fotos y payasadas, los tajines regresamos hacia el punto de partida, pensando donde comernos un bocata. Por el camino, poquito antes de llegar al pueblo de Nazaret pudimos pararnos a charlar con un lugareño que poseía una camella y dos burros. Él mismo nos contó por donde transcurrió el agua desde Famara pasando por el acueducto, aunque los isleños no conocen esa obra como acueducto.
©Mario M. Relaño
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