sábado, 27 de marzo de 2021

Los molinos de Tiagua

 

El paisaje de Lanzarote siempre ha estado salpicado de palmeras y molinos. El viento, elemento imprescindible, se encargó siempre de mover ambos.

La isla de Lanzarote era denominada “el granero de Canarias” por la cantidad de trigo y cebada que exportaba. Sus molinos fueron herramienta indispensable de trabajo para el isleño, los cuales se utilizaban para moler el grano y obtener el gofio, base de la dieta insular.

 

Desafortunadamente, no todos ellos se conservan en perfecto estado, pero aún hay algunos que te muestran la forma de moler el grano que tenían los isleños en la historia reciente.

 

Hoy queremos visitar los molinos de Tiagua, quizás, junto con el de Guatiza,  los mejor conservados de la isla.

 

Dos grandes molinos sobresalen entre las casitas del pueblo, el Molino de Tiagua y el Molino del Museo Agrícola El Patio.

 

El Molino de Tiagua, es una construcción del siglo XIX  de planta circular, de dos pisos con cubierta cónica. El edificio se eleva sobre un basamento murado con piedra viva.

La primera reconstrucción fue en el año 1983 pero la tormenta tropical Delta que acaeció en la isla en 2005 provocó desperfectos como la pérdida del balcón y las aspas. En el año 2019 fue nuevamente restaurado.

 


El Molino del Museo Agrícola El Patio es una gran estructura de diez metros de altura, de planta circular y tres pisos de altura, situado dentro del recinto del museo.

A pesar de estar inoperativo en la actualidad, el museo lo mantiene en un buen estado de conservación.

 


©Mario M. Relaño 

domingo, 21 de marzo de 2021

La presa de Mala - Ama, ríe, vive

 

En el barranco del Palomo, sobre el pequeño pueblo de Mala, se levanta la presa de Mala, una de las más descomunales construcciones de Lanzarote de los años setenta.

 

La escasez de agua en Lanzarote, debido a la falta de lluvias y la ausencia de ríos y lagos, ha formado parte de la historia conejera.

En 1958 un grupo de agricultores presentaron a las autoridades el proyecto de una presa para crear reservas de agua y ser usadas en sus riegos. La idea no cayó en el olvido pero tardaría casi dos décadas en ver la luz.

La presa se edificó en 1979, con una superficie de 0,68 hectáreas. Su coste fue de más de 60 millones de pesetas.

 

Desgraciadamente esta obra de infraestructura no dio resultado. El primer año después de su finalización, que fue especialmente lluvioso en Lanzarote, comprobaron que el agua que se acumulaba en la presa se iba filtrando barranco abajo hasta detenerse en el charco de La Laja. La presa tuvo problemas de impermeabilidad desde el primer momento debido a la negligencia de los estudios de porosidad. Así mismo, la orografía de Lanzarote no es la más propicia para semejante obra.

 




En estos momentos, si acaso en ocasiones hay fuertes lluvias en la isla, es posible ver agua en el embalse hasta que esta vaya desapareciendo por las filtraciones.

En el fondo, en el mismo lugar donde debería de haber agua embalsamada, encontramos una planta denominada “tabaco del moro” (Nicotiana glauca), que es una planta no autóctona de las islas y que fue introducida con una propagación muy rápida.

 

En el muro de la presa hay un gran grafiti con un mensaje que dice: “Ama, ríe, vive”. Este mensaje se puede leer a varios kilómetros de distancia y se ha convertido en símbolo.

El lugar es utilizado por decenas de prácticas deportivas como el Ala Delta y Parapente.

Desgraciadamente, las instalaciones se encuentran actualmente en un estado lamentable y muy peligroso.

 

©Mario M. Relaño 2021

sábado, 20 de marzo de 2021

La Catedral de Lanzarote

 

Hoy madrugamos para visitar la Cueva Catedral, un lugar muy escondido en el Barranco del Palomo, cerca del pueblo de Mala.

 

Decidimos hacer todo el trayecto caminando, por lo que dejamos el coche en  Mala, pasada la Ermita de Las Mercedes. Ascendemos dirección a la presa de Mala por un camino arenoso y nos lleva aproximadamente media hora de subida. Una vez allí continuamos el camino de ascenso hasta un grupo de casas llamadas “el Rincón de la Moza”, rodeado de paisaje verde y flores amarillas “dientes de león”. Según ascendemos, a nuestra espalda la vista de la costa de Mala es espectacular.

Cuando llegamos a la finca Rincón de la Moza, dudamos si tomar el camino más corto. Finalmente, a pesar de que vemos a gente siguiendo el camino indicado, decidimos atravesar la montaña, campo a través, que a pesar de ser más corto es bastante más empinado.

Llegamos finalmente a la Cueva Catedral.

 

La cueva es sencillamente espectacular, y según vas entrando, tu boca se abre más de la impresión.

Se trata de una espaciosa cueva con suelo de arena, de más de 10 metros de altura y 20 metros de ancho. Dentro de la cueva se ven diferentes galerías y altas columnas.

La Catedral es una de las cuevas más grandes de la zona y tiene un gran interés geomorfológico.

 




Una de las cosas más interesantes de ver esta cueva es que, debido a su difícil ascenso y lo escondido de su boca, apenas te encuentras visitantes.

 

La bajada hasta el pueblo de Mala lo realizamos en 45 minutos, no sin antes socorrer a un motorista que volcó su moto y a una conductora que pinchó la rueda del coche, tratando de subir el camino que lleva a la presa de Mala.


domingo, 14 de marzo de 2021

La Cueva del Agua

 

La Cueva del Agua, o La Olla, es una de las piscinas naturales más amplias e imponentes de Lanzarote.

Está situada en la costa noreste de la isla, entre Los Cocoteros y El Charco del Palo, en el término de Guatiza.

La piscina natural de La Cueva del Agua es una espectacular cueva volcánica, conectada por un túnel al mar, con más de 10 metros de diámetro.  Esta cueva se ha originado por la erosión del mar en la lava, cerca de la costa. El derrumbe del techo de la cueva ha formado un jameo con un charco circular de agua de mar.

En este paraje solitario, lanzarse al agua es una tentación y ha de tenerse en cuenta que haya pleamar para tener suficiente profundidad y evitar accidentes.

El lugar del enclave está conformado de roca volcánica de caprichosas formas en la orilla, y maleza y escasa vegetación en el entorno. Cuando la visitamos en el mes de marzo, decenas de pequeñas florecillas de distintos colores bordean el camino. Su desconocido acceso a través de un pequeño sendero, rodea a la cueva de grata soledad y silencio tan solo roto por los embistes constantes del mar que siempre está bravo en esta parte de la isla.

 





sábado, 13 de marzo de 2021

Las Salinas de Guatiza

 



Hoy nos dirigimos hacia el norte de la isla de Lanzarote, para visitar unas salinas menos conocidas que las de Janubio. Hoy recorreremos las salinas de la costa de Guatiza.

Después de parar a comprar churros para ir comiéndolos por el camino, tomamos la ruta hacia la urbanización Los Cocoteros en un día de marzo especialmente encapotado.

La sal ha formado parte de la economía insular a los largo de su historia por la capacidad de conservar alimentos y en especial como soporte a la pesca, para poder mantener el pescado durante semanas. La gran producción de sal que siempre hubo en Lanzarote sirvió incluso para la exportación al resto de las islas. La industria de la sal fue importante para muchas familias que pudieron sobrevivir a las duras condiciones de vida que en aquellos años se vivía en la isla.

Llegaron a haber 26 salinas diferentes en todo el litoral de Lanzarote.

 

En la costa norteña de Guatiza encontramos dos diferentes salinas, muy cerca una de la otra: las Salinas de La Caleta o Los Agujeros y las Salinas del Tío Joaquín.

 

Salinas de La Caleta o Los Agujeros

Salinas de La Caleta o Los Agujeros

Las Salinas de la Caleta o Los Agujeros ocupan una extensión de 45.000 metros cuadrados y fueron construidas en forma de terrazas en 1940. Decenas de cocederos (pequeñas piscinas con agua que es donde se forma la sal) conforman el paisaje hasta el mar. Más arriba, hacia el interior, emergen los molinos que resultarían básicos para tomar el agua del mar a través de pozos.

A parte de las pequeñas montañitas blancas de sal, los colores de los cocederos pueden ser de colores marrones debido a las bacterias, algas y crustáceos que viven en ellos.

Estas salinas llegaron a obtener entre 850 a 900 toneladas de sal de gran calidad.

En la actualidad, estas salinas tienen una  actividad muy limitada y es triste ver los molinos que llevaban el agua a los cocederos en estado de total ruina.

 

Un poquito más adelante nos encontramos con las Salinas del Tío Joaquín. Estas salinas fueron construidas en 1930 y en la época de mayor actividad llegaron a producir 800 toneladas de sal.


 

Salinas del Tío Joaquín

Salinas del Tío Joaquín

Salinas del Tío Joaquín


Hoy se encuentran en desuso y total abandono.

©Mario M. Relaño


domingo, 7 de marzo de 2021

Las caleras de Teguise

 

Hoy nos vamos hacia la Montaña de Chimia, en Teguise, porque a sus pies se encuentran las antiguas caleras u hornos de cal, hoy restaurados, los cuales queremos visitar.

 

La isla de Lanzarote siempre ha sido rica en caliche o piedra caliza. De esta piedra se extrae la cal y en la antigüedad esta cal se usaba en la construcción como cemento o como desinfectante para depurar el agua almacenada cuando se introducía en los aljibes.

Hasta mediados del siglo XX su exportación era parte de la economía insular y por este motivo los hornos de cal o caleras están esparcidas por toda la isla.

Las caleras eran grandes hornos donde se horneaba la piedra para convertirla en polvo.

 


Las caleras eran construcciones sencillas de piedra y barro, de forma cónica y a cielo abierto. Constaban de una pequeña entrada donde se colocaban las piedras y una rampa exterior hacia esa entrada para el transporte de piedras. El horno era de forma tubular de unos seis u ocho metros de profundidad. El empedrado del techo del horno eran piedras colocadas en cuña que aparentemente se sostenían sin cal o cemento.

 


La industria de la cal comenzó su decadencia en los años sesenta con la llegada de nuevos productos a la isla, como el cemento. Al quedar inutilizadas estas caleras, su abandono las llevó a la ruina y la mayoría de ellas están tan destruidas que las nuevas generaciones no saben lo que son si acaso se encuentran con ellas.

 


Las caleras de Teguise se han restaurado gracias a un convenio entre el Ayuntamiento, el Cabildo de Lanzarote y los fondos del Leader II de la Unión Europea.


©Mario M. Relaño 2021


La Batería del Río como defensa de Lanzarote

 

Hoy nos vamos a la parte más norte de la isla de Lanzarote, en las inmediaciones del Mirador del Río, porque queremos conocer de primera mano la Batería del Río, conocida así por el brazo de mar que separan las islas de Lanzarote y La Graciosa.

 

La Batería del Río era un grupo de fortines que se construyeron a finales del siglo XIX en el norte de la isla de Lanzarote, en previsión de un posible ataque de Estados Unidos durante de la Guerra de Cuba o que los estadounidenses se intentasen apoderar de las Islas Canarias. El motivo fueron las revueltas de la  provincia española de Cuba entre el Gobierno y grupos independentistas cubanos y que concluyó con la derrota frente a Estados Unidos en 1898.

 

Más tarde, tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, estas defensas fueron ampliadas ante el temor de que los británicos tomaran las islas (parece que estaba entre sus planes) si acaso los españoles ocupaban el polémico Peñón de Gibraltar. A Lanzarote enviaron la 5ª Batería de Campaña del Regimiento de Artillería Mixto nº 8, formado por la Batería del Río y la 7ª Batería de Campaña. La defensa en la Batería del Río estaba formada cuatro obuses Ordóñez de 210 mm de 1885 además de otro material. Pero parte de este material era demasiado antiguo y cuando en 1940 por primera vez se dispararon en la Batería de Río tres de ellas sufrieron desperfectos.

Se cuenta que Lanzarote nunca estuvo mejor protegida tras la época de castillos para proteger a la isla de los piratas.

 

En 1945, tras acabar la Segunda Guerra Mundial, la munición almacenada en la isla fue llevada a Gran Canaria y las defensas abandonadas.

Aprovechando la vieja Batería del Río, en 1973 se inauguró un mirador creado por César Manrique y que ofrece las mejores vistas desde Lanzarote al archipiélago chinijo.

 




Hoy en día se pueden ver todos estos  restos al lado del Mirador del Río.

 

©Mario M. Relaño

El asesinato de Teseguite

 

Esta vez los tajines decidimos hacer un picnic en el floreado campo de Lanzarote. Era como un día de primavera pero en el mes de febrero. Al pasar por el camino de jable desviándonos del pueblo de Teseguite, vimos la casona antigua a nuestra derecha y quedamos en que a la vuelta pararíamos para verla.

Y así fue como, después de una comida con siesta incluida, al regreso paramos al borde del camino para ver la casa, la cual aún conserva la fachada en su integridad pero no así su interior totalmente derruido. La propietaria de esa casa era María del Rosario Cruz Bello. Y esta es su historia.

 


El 8 de mayo de 1919, alrededor de las nueve y media de la noche,  Luis Hernández, Marcos Concepción Pérez y Tomás Valiente Morales, tres jóvenes de Lanzarote que llevaban días de fiesta y borracheras y que se quedaron sin dinero, decidieron acercarse a la casa de María del Rosario Cruz a robarle. Ella tenía una tiendita y era sabido por todos que allí guardaba la recaudación. Al tocar uno de ellos a la puerta y asomarse ella por una de las hojas de la ventana, la tomaron por los pelos y la degollaron con una navaja. Allí dejaron el cuerpo de María desangrándose mientras registraron la casa hasta conseguir llevarse cuatrocientas pesetas.

Una vez descubierto el cadáver e iniciadas las pertinentes investigaciones, todas las sospechas recayeron en los tres jóvenes, pero al ir a buscarlos, estos habían desaparecido. Entonces, el juez decide investigar a la hermana de María del Rosario, Petra, con la cual no tenía buenas relaciones en el momento del suceso. El juez decide condenarla a ella, sin pruebas, y encerrarla en prisión.

A partir de ese momento, comienza el calvario de Petra Cruz, la hermana. En prisión recibió torturas, palizas, vejaciones y violaciones constantes. Tanto fue que quedó embarazada, tuvo un hijo en la cárcel al que se llevaron al hospicio y del que nunca más se supo. Petra, agotada, quedó enajenada y fue entonces cuando decidieron llevársela a un manicomio de Las Palmas.

Allí murió la inocente Petra, atada a unas cadenas y con los ojos abiertos, como si estos se salieran de sus órbitas. Pensando que estaba endemoniada fue enterrada en una fosa común.

 





Mientras tanto, el caso se reabrió y se procedió a detener a dos de los culpables. Él tercero hacía ya tiempo que se había fugado a Argentina. Poco tiempo estuvieron en prisión. Pasados unos meses llegó un indulto del Gobierno de Primo de Rivera. Siempre se supo que estos tres individuos habían trabajado para los caciques de la isla.

 

Desde entonces, la casa de María Cruz permanece abandonada. Nunca se consiguió vender pues aún en la isla se piensa que está maldita.

 

©Mario M. Relaño


El acueducto de Lanzarote

 

Les propuse a los tajines hacer una excursión al Acueducto de Lanzarote. Nadie sabía de este lugar tan poco conocido. Yo me enteré hace apenas unos días y me llamó la atención. Desde entonces, estaba en mis planes visitarlo y conocer su historia.

 

Leí que estaba en Nazaret, en la llamada Vega de Tahiche, justo detrás de la Montaña Ubigue. A través de Google Maps me hice la idea de dónde encontrarlo y quedamos en el Teleclub de Nazaret para el comienzo de nuestra excursión. Desde allí salimos caminando hacia la Montaña Ubigue. Pero, heme aquí que como guía soy malísimo porque me suelo desorientar enseguida, que en una bifurcación de caminos, elegí el que no era. Encontrar lo encontraríamos, pues sabía que estaba a los pies de la montaña, pero anduvimos por el camino equivocado y el rodeo fue mucho mayor. Es verdad que todo lo que veíamos merecía la pena pues el paseo es precioso.

Cuando nos dimos cuenta que por ese camino no llegaríamos a destino, pues el acueducto no se divisaba a lo lejos, preguntamos a un lugareño que nos indicó como llegar. Desgraciadamente el camino que nos hizo seguir estaba vigilado por unos perros que nos intimidaron según nos acercábamos. Para no tentar a la suerte, decidimos atravesar una finca, la cual lindaba por un precioso malpaís de lava. Con cuidado de no caernos por ninguna de esas grietas ni torcernos ningún pie entre la lava, salimos al pie de la montaña. No había más opción que regresar hacia el punto de origen, pues si ese acueducto existía, tendríamos que encontrárnoslo de frente.

Sin esperanza, y después de las continuas burlas de mis amigos, vi a lo lejos lo que podría ser mi descubrimiento. Empecé a correr y allí lo encontré, el precioso acueducto de Nazaret.

 



El acueducto comenzó terminó de construirse en el año 1957.

Lanzarote es isla de escasas lluvias y los conejeros han tenido que idear multitud de maneras de conseguir el agua a lo largo de su historia.

En este caso, se aprobó la perforación de galerías de aguas situadas en Famara y canalizarla hasta la capital, Arrecife, con el fin de repartirla a diferentes puntos de la ciudad. El acueducto se construyó para poder seguir el paso de la tubería con un desnivel mínimo. Era la primera vez que la isla contaba con una canalización.

Ciertamente, merece la pena conocer esta parte de la historia de la isla en lo que se refiere al agua. Ya me sorprendió hace muchos años Rafael Arozarena en su libro “Mararía” cuando contaba como el agua se transportaba en camellos hacia el sur de la isla.

 


Después de las pertinentes fotos y payasadas, los tajines regresamos hacia el punto de partida, pensando donde comernos un bocata. Por el camino, poquito antes de llegar al pueblo de Nazaret pudimos pararnos a charlar con un lugareño que poseía una camella y dos burros. Él mismo nos contó por donde transcurrió el agua desde Famara pasando por el acueducto, aunque los isleños no conocen esa obra como acueducto.

©Mario M. Relaño